Por: Margarita Peláez Mejía
Me decía un amigo que los hijos no son hijos de sus padres, sino de su tiempo. Este comentario me hizo reflexionar sobre la sociedades cronopáticas, que se caracterizan por hacernos vivir a mil, se siente la aceleración del tiempo, la información nos inunda, la rapidez y "eficiencia" requerida por el sistema socioeconómico, no deja espacio para la reflexión. Nuestra vida es instrumentalizada y medida por el tiempo (que no existe en el eterno presente). Emociones, comportamientos, decires y sentires, se han convertido en datos y transfigurado en capital.
Estamos en el siglo de la velocidad, de la tecnología, de la inteligencia artificial, de la saturación de información, más no del conocimiento.
Las pantallas del móvil nos acompañan siempre, pero además encontrarás pantallas y parlantes en todas partes. Nos necesitan "entretenidos", no pensantes.
La soledad y el aburrimiento son enfermedades que deben ser "sanadas" con la pantalla de la tablet ,el computador, el celular. ¿Por qué existe hoy la epidemia de enfermedades mentales de depresión y ansiedad? La sociedad de las pantallas no está hecha para el contacto humano, el abrazo, la caricia, la mirada, la conversación. La pantalla adictiva, que crea la ilusión de estar acompañado en medio del ruido, nos recuerda que el tiempo es hoy un dispositivo de control y presión en las actuales sociedades cronopáticas. Debemos darnos el permiso de frenar, de la pausa, la meditación, el silencio… viajar hacia el encuentro con nosotros mismos, este es el verdadero amor propio.
Totalmente de acuerdo. Necesitamos reflexionar sobre nuestro interior.
ResponderEliminarExcelente mirarnos hacia adentro, a ese amor propio que le tememos mucho!
ResponderEliminarGRATIUD querida Amiga !
Gracias por los comentarios,los aprecio mucho.
EliminarMuy bello Margara
EliminarEscribes súper bien
Felicitaciones
Completamente de acuerdo. Lo dices de forma clara, precisa y contundente. Gracias por mantener despierta nuestra cansada y agobiada consciencia y lucha.
ResponderEliminar