Existen grandes desencantos y preocupaciones con la democracia colombiana y con las múltiples promesas y sueños incumplidos desde la independencia y el sueño bolivariano, pasando por las propuestas de construir nación, acomodar intereses y tratar de ser coherentes con las filosofías de la revolución inglesa y la revolución francesa, adaptada a los diferentes periodos de la que hoy se conoce como Colombia.
El país tuvo seis constituciones en el siglo XIX, marcadas y seguidas por guerras entre poderes, por territorios y ampliación de los juegos del poder con la participación de sectores emergentes y sectores excluidos, caso de los liberales que se disputaron por la vía de las armas su participación.
Es llamativo como en el pasado, las guerras internas, durante el siglo XIX, tuvieron, como en el presente, repercusiones internacionales que vincularon periódicamente a los países vecinos como Venezuela, Ecuador y Nicaragua.
Definitivamente el postulado que dice que quién no conoce la historia está condenado a repetirla, concuerda con el objetivo de este curso, que nos aporta elementos del proceso histórico de constitución del país, sus dinámicas clasistas, sus partidos políticos, las luchas por el poder, las guerras, los grupos emergentes que han deseado ser grupos hegemónicos (guerrillas, narcotraficantes, paramilitares), todo esto enmarcado en las dinámicas globales (guerras mundiales, depresión económica).
La presencia española con sus tres momentos, descubrimiento, conquista y colonia, define las modalidades de ocupación del territorio y del poder ejercido en sus colonias dependientes, del tipo de necesidades del mercado, de las materias primas necesarias y de la mano de obra.
Estos procesos nos permiten entender cómo la Colombia política contemporánea se ha forjado entre relaciones, espacios, propuestas, crisis financieras globales, reacomodos geopolíticos, actores y sus motivaciones, más las diversas apuestas que se juegan hoy en el mapa político.
¿Por qué la Constitución de 1991, que tenía como norte “refundar el país”, hacerlo más incluyente, equitativo y democrático, basado en las premisas de la defensa de la democracia social de derecho, ha sido poco a poco desmontada?
¿Qué norte, ideología e intereses explícitos tienen nuestros políticos?
El fenómeno de la independencia de América fue impulsado por los ideales de igualdad, libertad y fraternidad entre los pueblos. Principios que fueron enarbolados desde los Estados Unidos hasta la Patagonia. ¿Hoy, cuál es el horizonte político en el continente y el país?
El siglo XIX fue un tiempo rico en el debate para establecer los lineamientos constitucionales que dieron norte a la configuración de la nación. Hoy vemos en vivo y en directo, como la discusión política tiene como centro la maquinaria electoral, la compra-venta de votos, la corrupción y el trasteo de partido. ¿Dónde están los idearios políticos como los de Galán? ¿Cómo se construyen los liderazgos políticos en un país donde la mayoría de sus congresistas son o apoyan a los grupos paramilitares?
Hay una historia no sanada, no contada, olvidada por un pueblo sin memoria, que trata de recordar a otro de sus líderes, Jorge Eliecer Gaitán, asesinado, en 1948, al tener como objetivo, un cambio en la cultura política y en las condiciones de vida de los pobres. La década siguiente a su muerte se conoce como “La Violencia”, pero me pregunto, ¿cómo denominar toda esta historia desde la conquista hasta hoy, sino de violencias, desplazamientos, por el caucho, el oro, la quina, las tierras para el cultivo de la palma africana o para desalojar aquellos territorios estratégicos para el gran capital?
En el siglo XX como también lo que va del siglo XXI, presencia cómo los actores en los territorios, se reagrupan para obtener el control de la marihuana en los sesenta y la coca en las últimas décadas. Todos ellos tienen como elemento común el narcotráfico, de tal manera que hoy podemos hablar de narco guerrilla, narco paramilitares, narco congresistas, narco militares, todos ellos torpedeando el Estado Social de Derecho, la constitución del 91 y el sueño de millones de colombianos y colombianas de vivir en paz.
Otro dilema es el de la democracia, entendida como el gobierno del pueblo. ¿Pero el pueblo manda?, ¿decide? Hoy por hoy la democracia en América Latina se está destruyendo en nombre de la democracia, caudillos nuevos de derecha e izquierda se reeligen con el apoyo de sus pueblos emocionados de nacionalismos. ¿Es esta la democracia pobre de los pueblos pobres, la democracia de verdad?
A todas luces la democracia es un sistema complejo de reparto del poder, de pesos y contrapesos, de veeduría y pactos ciudadanos con el Estado, de controles al gobierno y no de unanimidad, compra de conciencias y pena de muerte a quienes se oponen. La democracia y el Estado Social de Derecho implican el respeto al discenso. Todo rio necesita dos orillas, esto es lo que simbólicamente entiendo por democracia.
Nota: esta reflexión la recupero en mayo 4 de 2025, de un cuaderno de notas del año 2009, escrita para un foro pero no recuerdo la fecha exacta, ni el nombre del evento.