Por: Margarita María Peláez.
Representa un honor para mí tomar la palabra en nombre de mis compañeras y compañeros del grupo D. En "historias en yo mayor", en la clausura de una experiencia única por su objetivo:Convocar a un laboratorio de escritura creativa a personas mayores, un sector de la población olvidado, excluido y sin interés político, a no ser por su voto. Agradezco esta iniciativa de la fundación Fahrenheit 451, la fundación Saldarriaga concha y el apoyo del periódico el tiempo.
Este proyecto me conmovió desde el inicio al conocer cómo han logrado convocar a personas mayores de 60 años en toda la geografía del país, para contar de manera oral o escrita sus historias, saberes, vivencias y dar cuenta de su cultura ancestral y territorial. Este proyecto me impactado por su capacidad de incluir la diversidad de territorios, de personas y culturas.
Además el proyecto me lleno de esperanza desde su convocatoria "la creatividad no entra en cuarentena". Me seguí sorprendiendo con los Kids de creatividad e innovación pedagógica, las clases de socialización, motivación y conocimiento del sentir del grupo, las cartillas, los podcast, radio cuentos, y los invitados especiales. Una forma de reunir y acompañar el drama de las personas adultas mayores en esta pandemia, que ha profundizado la soledad y nos acercado a mirar la muerte de cerca.
Agradezco en nombre de todo el grupo a Javier y Dora luz, y en general al equipo de “Historias en Yo mayor”, por cada reto propuesto, cada enseñanza, reflexión compartida, ambiente solidario y optimista,en un momento de incertidumbre en el futuro, sobre todo para las personas adultas mayores, resalto este ejercicio como un proceso sanador, un ejercicio de salud mental, de confianza, valoración por el ser, el saber acumulado y el hacer de esta franja de la población tan olvidada y excluida, una cantera de la memoria e identidad de un país, que vive en el olvido y repite en una espiral sin fin su tragedia.
Se hace biografía e historia al caminar, al hacer consciente lo leído, escuchado, visto, sentido, amado, sufrido, compartido, viajado. Con tanta juventud acumulada e historias compartidas, tuvimos la oportunidad de valorar cada fracaso, pérdida, dolor y tristeza como pasos en la maestría para ser más fuertes, humildes, humanos y empáticos.
Esta experiencia me cautivó, la disfrute y espero continuar cualificándome en la narración creativa, como tarea de este tiempo sin tiempo.
¡¡Gracias, gracias!!
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