diciembre 15, 2024

Se Desdibujó el Encanto

Por: Margarita María Peláez M

Cuando los lagos más bellos
los encontré en sus ojos profundos,
y el brillo de sus pupilas lo comparé
con el más bello atardecer, 
me deslumbré, pero esto no era suficiente. 

No reía, siempre tenía prisa, 
perdía el control fácilmente.
No conocía el asombro, los detalles, los límites,
la autopercepción y la diferencia con el otro.

Poco a poco, se fue desdibujando ese rostro,
que era mi mejor paisaje.

Mis Cuentos

Por: Margarita María Peláez Mejía

Mis cuentos son autobiográficos.
De niña adoraba las historias,
los cuentos antes de dormir.
Lo mismo hice con mis hijos y nieto,
leerles o contarles cuentos en las noches,
invitándolos a soñar otros mundos
y aventuras maravillosas.

La angustia se atenúa con un buen cuento.
Un llanto se llena de consuelo con un cuento.
El miedo ha inventado milenarios cuentos.
La tristeza y el frío se pueden burlar y entretener
con un buen cuento, y de paso para calentar
el ambiente, que nos arrebate la risa y
fluyan como chispas de fuego las carcajadas.

El cuento dibuja, crea paisajes, diluye el dolor,
sana tristezas, alegra con los paisajes,
cosechas, encuentros, festejos y amores
que transforma y recrean la vida, posibilitando
soñar otros mundos, en paz, empáticos y festivos.

Hay un cuento que está por ser escrito,
trato de seguirle la pista a mis palabras
y posibles narrativas antes de escribir.
Trato de encontrar la conexión entre las palabras,
el emocionar, la imaginación y el corazón.

¿Se podrá dibujar en el papel, lo que aún no se atreve
a balbucear, a nombrar, a salir en palabras,
porque aún es incierto? 
Siento que estoy en medio de la lucidez,
la etapa de la ensoñación
y el sueño. 

Ahora entiendo porque las estrellas
al observarnos dicen
"los fugaces son los seres humanos".

diciembre 13, 2024

Rosita Turizo: Pionera en la Lucha por el Sufragio Femenino

Por: Margarita Peláez Mejía

En la década del setenta, cuando como estudiantes hacíamos parte del movimiento social de mujeres, Rosita Turizo, como cariñosamente le llamamos, era un referente, una aliada, una amiga muy importante para quienes luchábamos por la equidad de género. Ella ya tenía un importante camino recorrido y continuaba -como continúa hoy- firme en buscar las reivindicaciones de las mujeres y el ejercicio pleno de su ciudadanía, para así ganar el espacio público y hacernos visibles en todas las esferas de la vida.

Rosa Turizo nació el primero de agosto de 1929 en la ciudad de Medellín, una ciudad que como la gran mayoría del país, no ofrecía oportunidades diferentes a las mujeres fuera del espacio doméstico. No obstante, recuerda como su padre le decía en la niñez "aún cuando sean mujeres, ustedes tienen que aprender a manejarse solas, a bastarse por sí mismas, a ser autónomas". Y efectivamente desde la infancia Rosita y sus hermanas jugaban y soñaban con ser médicas, odontólogas, abogadas.

En 1949 decidió estudiar derecho en la Universidad de Antioquia. Era una época en que aún era mal visto por la sociedad que las mujeres ingresaran a carreras universitarias y más aún cuando se era la única mujer entre un grupo de 62 hombres. Sin embargo, las dificultades le sirvieron a Rosita para seguir luchando por la participación femenina en la vida profesional y política del país. Es así como en 1955, funda la Asociación Femenina Profesional de Antioquia -AFPA-, de la cual fue la primera presidenta y desde la cual se logran importantes reivindicaciones para la mujer colombiana.

Rosa Turizo de Trujillo es una de las pioneras en la lucha por el sufragio femenino en Colombia. Desde el liderazgo de la AFPA presionó, junto con otras personas, por la ratificación de los derechos adquiridos por las mujeres durante el derrocado gobierno de Rojas Pinilla. Pero Rosita va más allá del simple acto de votar y funda en 1957 la Unión de Ciudadanas de Colombia, con la cual busca garantizar la educación cívica, que les permitiera a las mujeres conocer sus derechos y ejercer conscientemente su participación política.

Rosita además ha creado, pertenecido, asesorado y acompañado a muchas organizaciones y expresiones del movimiento social de mujeres. Participó en la creación de la Corporación Mundial de la Mujer o Banco de la Mujer, es co-fundadora de la Asociación Antioqueña del Voluntariado -ADEVOL-, es socia fundadora de la extinta Corporación Salud Mujer, hace parte de la Red Nacional de Mujeres y de la mesa de Trabajo de la Mujer Medellín, entre otras.

Además de su importante lucha por el derecho al sufragio femenino, Rosita ayudó a resquebrajar el estereotipo de que las mujeres no podían tener puestos directivos por "ser emotivas y no estar preparadas para tomar decisiones" y le abrió el camino a muchas mujeres con su capacidad, liderazgo y tenacidad. Es así como ocupa diferentes puestos directivos como el de Jueza Municipal, Secretaria-Abogada en la Contraloría de Medellín, Auditora del Ferrocarril de Antioquia, Fiscal del Tribunal Superior de Medellín, Candidata a la Alcaldía de Medellín y a la Asamblea Nacional Constituyente, entre otros importantes cargos, en los cuales era muchas veces la primera mujer en ocuparlos.

En la academia Rosita también ha dejado su huella como profesora durante varios años en la Universidad Pontificia Bolivariana y como co-fundadora de la Universidad de Medellín y de la Universidad Autónoma Latinoamericana, en las cuales ha sido parte de la Conciliatura y Presidenta, respectivamente. Rosita no solo ha logrado ser la primera mujer en ocupar algunos puestos directivos con gran reconocimiento por parte de sus compañeras y compañeros, sino que aportó características femeninas al liderazgo, como ser conciliadora, tener capacidad para conformar equipos de trabajo, saber escuchar y sentir las necesidades de su grupo laboral y el respeto por la diversidad.

Por sus actividades en favor de la mujer, Rosita ha recibido numerosos premios y reconocimientos: Medalla al Mérito Femenino del Municipio de Medellín 1979 (categoría plata) y 1999 (categoría oro). Exaltada por la Subsecretaría de Mujer de la Gobernación de Antioquia en 1994, por el aporte al desarrollo social y al reconocimiento de la condición de género. Orden al comendador, otorgada por el gobierno nacional en 1997, por su trabajo de 40 años en favor de los derechos de la mujer. Condecoración Policarpa Salavarrieta en el grado de Comendador, otorgada en 1999 por la Cámara de representantes.

Para ella su éxito ha consistido en definir y saber que es lo que se quiere, manteniendo el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. Ella considera estos dos espacios como las grandes oportunidades de desarrollo personal, desde los cuales busca contribuir a la democratización del país.

Claridad, equilibrio, equidad y coherencia son las características del liderazgo que hemos conocido y aprendido de Rosita. Una mujer pequeña, de mente y corazón grande, firme en sus ideales, dulce y amable en su vida cotidiana. Rosita se ha ganado un espacio importante entre las mujeres y hombres del siglo XX en Colombia, por su testimonio de vida basado en un trabajo constante y visionario por el logro del ejercicio pleno de la ciudadanía, que significa más que la capacidad legal de ejercer los derechos políticos. Consiste, como ella misma lo dice, en poder gozar de derechos sociales, culturales, económicos, ambientales, sexuales y reproductivos.

diciembre 09, 2024

En una Noche Fría

Por: Margarita María Peláez Mejía.

“ El agua es una llama mojada”
Novalis.

Acompaño el trinar de las aves,
que buscan como yo su nido.
Esta noche fría me invita temprano
a recoger el calor de mi cama,
a cobijar mis sueños, miedos y
anhelos.

Me dormiré recordando cuentos
que alguna vez me contaron
y otros que ya escribí.
Entraré a mi mundo, seleccionando
el cuento donde seré la protagonista
de mi propia historia.

El vuelo de los pájaros con pensamientos
tristes, no los dejaré anidar en mi cabeza. 
Porque mi premio es el vivir,
el único espacio sin territorio, que nadie
te lo puede robar; el existir, el ser, el vivenciar,
donde se puede cobijar y disfrutar
la soledad, llenando de posibles
cada rincón de la ensoñación.

No sé muchas cosas,
pero estoy segura que las cunas de la humanidad,
se han mecido con cuentos y estos
tendrán la magia, para transformar
este caos planetario y civilizatorio

noviembre 27, 2024

Deshumanizando al Varón. La Historia de las Mujeres como NO te la Contaron


En el Día del Hombre, estrenamos un video sobre las principales tesis de “Deshumanizando al varón”, el libro del historiador Daniel Jiménez, que determina qué hay de mito y realidad en el papel histórico atribuido al hombre como explotador de la mujer. Una nueva forma de entender al sexo masculino que rompe con la narrativa asimétrica que ha dominado el discurso académico, político y mediático en las últimas décadas, sin oposición.

noviembre 24, 2024

Al Final de Noviembre

24 de noviembre de 2024
Un día cambiante, amanece la ciudad cubierta de niebla y un frío que se cuela entre los huesos y las cobijas. Poco a poco y tímidamente se asoma el sol, para calentarnos e invitar a disfrutar la tarde, y despedir con un luminoso atardecer.

23 de noviembre de 2024
Mi jade bellamente florecido al cumplir sus 20 años.

noviembre 20, 2024

Alejandro Cock Peláez (20/11/1974 - 20/11/2024)


Hijo, sigues habitando en mi corazón, 
en mi día a día, en mi presente.
Hoy estarías cumpliendo 50 años, 
cuánto más tiempo pasa, más cerca te siento, 
más te veo en mi: 
El gusto compartido por el cine, 
la pasión por los documentales y la fotografía, 
el caminar descalza por el prado, 
abrazar los árboles, 
sentir sus energías y olores diversos, 
disfrutar de la naturaleza, 
deleitarme con el canto de los pájaros, 
el vuelo de las mariposas, 
los atardeceres (lo aprendí de ti).
Celebro hoy y siempre, 
tu paso amoroso y creativo por nuestras vidas.


noviembre 19, 2024

In memoriam - Alba Lucía Serna

Por: Margarita María Peláez Mejía


Alba Lucía Serna: profesora, amiga, colega, ¡MAESTRA!

Conocí a Alba Lucia Serna como mi profesora en sociología de la Universidad Pontificia Bolivariana. Era muy joven, venía con una maestría de los Estados Unidos y traía conocimientos en investigación, teoría sociológica y urbanismo.

Su tono de voz amable y firme, inspiraba confianza aún sin iniciar sus planteamientos. Sus conocimientos los compartía con profesionalismo, profundidad, deleite y generosidad. Era maestra y amiga. Compartíamos espacios e intereses con el grupo de teatro de la Universidad Pontificia Bolivariana -UPB- del cual yo hacía parte, y Alba Lucia era acompañante permanente.

Al darse el cierre de la carrera de sociología de la UPB, ella se integró como docente al Departamento de Sociología de la Universidad de Antioquia, al que me vincularía años después.

Como colegas, fortalecimos nuestra amistad y conformamos un grupo de amigos y amigas, en donde se incluyeron “morcito“, Andrés, su compañero y padre de su hija, y Fernando, mi esposo. Éramos colegas y amigos que compartíamos una visión de la universidad pública y un compromiso con nuestra profesión de sociólogos, haciendo aportes a la investigación y las prácticas profesionales, como salidas a la crítica situación social y política del país. Allí participábamos entre otros: Argelia Londoño, Manuel Restrepo, Raúl Vásquez, Rosalba Arango y yo.

Grupo que salimos a manifestación . 
Andrés, Alba Lucia, Amparo, Argelia, Alma Alicia, Margarita, Fernando, Carlos, Diego

Alba Lucía jugaba un papel fundamental en las discusiones acaloradas en nuestro grupo, en donde ella con su actitud calmada, con su coherencia, disciplina y respeto por las opiniones diversas, hacía su intervención argumentada, poniendo un ritmo tranquilo para que el ambiente emocional se calmara, podernos disponer a la escucha, y concluyéramos en acuerdos y propuestas. Fue la vicedecana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, haciendo equipo con el decano, Fernando, mi compañero.

Compartimos épocas de grandes cambios y violencias al interior de la Universidad de Antioquia, consecuencia del ambiente político y social vivido en el país y en la ciudad.

En mayo del 2023, tres días antes de su partida a otras dimensiones, me acompañó a la exposición de la obra de Alejandro Cock Peláez mi hijo, ganadora de “Estímulos Audiovisuales del Ministerio de Cultura”. Su intervención en la Biblioteca Pública Piloto, fue amorosa, analítica y agradecida. Cerró con un aplauso del público. Al terminar nuestras exposiciones en el evento, decidimos salir a cenar juntos, el equipo que me acompañó a desarrollar esta beca y recuperar la memoria y archivos de Alejandro, Alba Lucía, Fernando y yo. La que conocía mejor la urbanización Carlos E. Restrepo era ella, nos llevó a un delicioso restaurante. Alba Lucía fue el centro de la atención esa noche, nos sugirió el menú con la especialidad del restaurante. Como anfitriona del lugar inició contando unas anécdotas de Alejandro cuando era niño, nos participó con orgullo sobre su hija María Antonia, su trabajo intelectual y proyectos, que tenían relación con los intereses de dos de las integrantes del grupo de la beca. Compartieron los correos electrónicos para contactarse, porque pronto ella vendría al país. Terminada la cena, la llevamos a su apartamento, despidiéndonos con un fuerte abrazo y agradeciendo por una tarde- noche tan bella, interesante, de tanto afecto. Fue nuestro último adiós. La sigo recordando con su sonrisa y un paso firme y confiado hacia su hogar.


Siempre se ha dicho que como se vive, se muere. Tuve la fortuna de leer sus memorias de infancia y entender que nunca traicionó su origen campesino, el dolor de pertenecer a una familia desplazada, la indefensión de su niñez, su cercanía desde temprana edad con la muerte, su hermanita de siete años murió por afección cardíaca, la misma que había sido diagnosticada a Alba Lucía, y que como ella decía: “yo he pensado en la muerte como una realidad más o menos cercana y sin miedo ni aspavientos aprendí a verla como algo natural”.

Siempre la enfermedad la acompañó y le permitió vivir el presente como regalo de la vida. Esa fue su gran diferencia y su valoración del mundo. Trascender lo que no era escencial, centrarse en lo fundamental, no perder la calma y la esperanza. La enfermedad nos lleva a asumir el viaje hacia el interior, el único que da la fuerza para conectar con lo esencial y trascendental de la existencia humana, para lograr esto se requiere valentía y autenticidad, de ambas cualidades ella hizo gala.

Gracias Maestra por tu paso por nuestras vidas, por ser un ejemplo a seguir, y por el camino recorrido juntas.

noviembre 17, 2024

El Poder Femenino en el Festival Internacional de Cine de Oriente. El Cine Colombiano: Herramienta para Conocernos

El cine colombiano es un espejo donde vernos, donde indagarnos y descubrirnos. El cine colombiano es diverso como nuestras montañas, bosques, paramos, ríos, selvas, desiertos, manglares, lagunas. El cine colombiano es bello como nuestras mujeres campesinas, obreras, oficinistas, profesionales, artistas, actrices, lideresas, directoras de cine.

Faber Cuervo
17 de noviembre, 2024

Escuchar a las mujeres creadoras será siempre recibir maná de sus bocas. Y más si ocurre en un pueblo donde las brumas descienden hasta los jardines y se pasean con las ánimas en sus calles empedradas, limitadas por casas con zócalos y ventanas de colores, y la complicidad de tímidos faroles.



Concepción en el Oriente antioqueño es un lugar de película, atravesado por multitud de quebradas descolgadas de los cerros que la circundan, con el ímpetu y la misma fuerza telúrica de su bravío José María Córdova.

De izquierda a derecha: Melisa Palacio, Angela Penagos, Yira Plaza, Nadine Holguín, Camila Loboguerrero, María del Pilar Valencia, Helena Mallarino, Valentina López, Jennifer Uribe, Marga López

Las directoras, actrices, escritoras, artistas y lideresas se tomaron las pantallas y la palabra en el 17 Festival Internacional de Cine celebrado allí entre el 8 y 11 de noviembre de 2024. Después de escucharlas y ver sus producciones, me pregunto ¿por qué no vemos cine colombiano? ¿Qué nos pasa? ¿Por qué los profesores no usan las películas como herramientas pedagógicas? ¿Por qué aún hay pueblos donde no existe un teatro?



La piel en primavera


El cine nos devuelve el asombro que nos dejamos arrebatar por la urgencia del día a día, por la sobrevivencia y la rutina. Esto lo comprobé una vez más viendo las películas realizadas por mujeres colombianas. Una de ellas fue “La piel en primavera” dirigida por Jennifer Uribe (Medellín). Narra cómo Sandra, madre cabeza de familia, vigilante en un centro comercial, ve pasar los días en medio de la monotonía y la ausencia de motivaciones. El cine es para mostrar situaciones a través del lenguaje de las imágenes; Jennifer lo hace al presentar detalladamente los desplazamientos de Sandra desde su casa en un barrio popular hacia su sitio de trabajo. También su caminata con las manos cogidas atrás en los pasillos del centro comercial, sus repetidas respuestas a las mismas preguntas de los usuarios, hacer firmar las planillas de rondas, cruzar palabras con sus compañeras de trabajo en el vestier.

La película se centra en el deseo de la mujer. Su piel en primavera anhela amar, disfrutar la carne, desfogarse. Lleva años separada de su pareja con la compañía de su hijo adolescente quien acaba de conseguir una noviecita. La soledad y tristeza de Sandra salta a la vista. Coincide en sus viajes con un conductor de bus, inicia una relación romántica con él, quien se presenta como viudo y padre de una niña. Cenan, bailan, hacen el amor, pero el hombre no está en capacidad de ofrecer afectividad. Sólo quiere una mujer para que le cuide la niña mientras él sale a tener otras aventuras. Sandra se siente usada y decepcionada, rompe la relación con el conductor, pero no quiere dejar perder su impulso primaveral. Se dedica entonces a salir con amigas, a retozar con ellas, mientras su hijo entra en angustia porque su noviecita lo deja. Una película de largos planos, inquietantes silencios y sutiles sugerencias, donde, como lo expresa Jennifer, “los personajes son el alma de la cinta, no tanto la estructura narrativa”.

La historia de Sandra es la historia de millones de mujeres no sólo en Colombia, en el mundo entero. La historia de empleadas de hogar, de vendedoras, aseadoras, peluqueras, manicuristas, pedicuristas, porteras, cocineras de restaurante, cuidadoras. Esta película escoge a una mujer que además de ser pobre, atiende a un hijo, arregla una casa, se desempeña en un trabajo largo y rutinario. Destaca un ser de la geografía humana que nadie mira, en el que nadie se detiene. La cámara de Jennifer sí se ocupa de ella y ausculta los sótanos de sus carencias, sus vacíos, sus sufrimientos, la desesperanza y la imposibilidad de hallar nuevos y gratificantes sentidos para su vida. La directora icónica del cine colombiano, Camila Loboguerrero, manifestó que “ésta era una auténtica obra neorrealista”.


El rojo más puro


“El rojo más puro”, largo metraje documental de Yira Plaza (Cartagena), cuenta la historia de su propio núcleo familiar, destacando la ausencia de su padre, un integrante de la Unión Patriótica, quien dice “siempre estaré allí donde haya que defender los derechos sociales y políticos”. El documental hace memoria sobre la persecución implacable que sufrieron los militantes de la UP, ese exterminio que liquidó todo un partido político sólo por el hecho de solicitar democracia, equidad salarial, salud, educación, atención a los más vulnerables, reforma agraria. De algún modo, hace pensar sobre la normalización del genocidio político; la pasividad de la sociedad ante los crímenes de lesa humanidad, la deshumanización impulsada por la propaganda anticomunista y antiprogresista. Y lleva a preguntarnos, ¿cómo Colombia permitió tanta barbarie? Todos los estudiantes colombianos deben saber cómo se asesinó a miles de colombianos sólo por pensar distinto, para que eso no vuelva a suceder.

No obstante, el documental destaca la postura de tres protagonistas: el padre militante, la madre criadora, la hija cineasta. El papá es un sindicalista, un genuino luchador social, un hombre convencido de las causas a defender de tal modo que se ausenta de la familia para cumplir sus correrías interminables. Sufre un atentado en el que su escolta logra salvarle la vida, viaja a la Unión Soviética, luego a Bogotá donde participa en la directiva nacional de los trabajadores. Su esposa es una ama de casa que asume con estoicismo la crianza de la familia, apoyando la misión de su esposo, la cual comparte plenamente. Yira, la hija, lee atentamente el destino familiar, empieza a grabar escenas con sus padres en las que se revela el proyecto de vida de cada uno.

Como ocurriría en muchas familias colombianas, los hijos aprendieron la conciencia social de sus padres. Yira ingresó a la Juventud Comunista –JUCO- y participó en las luchas políticas, pero se agotó con las disputas eternas entre los numerosos grupos en que se dividió la izquierda, consecuencia de la enfermedad infantil del izquierdismo. El activismo político perdió una integrante, pero el cine colombiano ganó una gran directora.


María Cano


Ver un largo metraje de la primera mujer directora de cine que tuvo Colombia, Camila Loboguerrero (Bogotá), y poder conversar con ella fue un regalo hermoso de este festival en Concepción. La película narra el amor que María Cano (antioqueña) tenía por los trabajadores humildes y por los sin trabajo. Se ganó el cariño del pueblo trabajador, organizó y fundó el Partido Socialista Revolucionario en 1926, el mismo que fue perseguido y reprimido hasta que provocaron su disolución. Persecución e impunidad son constantes en la historia política de nuestro país. María viajó a las bananeras de la United Fruit Company antes de la masacre de alrededor de 1.400 campesinos en 1928, casi cae en una primera acción represiva violenta. Se destaca la relación que María Cano tuvo con el líder obrero y escritor Ignacio Torres Giraldo, quien le entregó un hijo suyo obtenido con su primera mujer. Se revela una actitud machista en el comportamiento de Torres, quien a pesar de su formación política y filosófica no ha trascendido la cultura patriarcal arraigada en su tiempo.

Realizada entre 1988-90, “María Cano” es una película que debería difundirse en los colegios para enseñar la verdadera historia de Colombia, vista desde el lado de los oprimidos y parcialmente desde los opresores. Para reconstruir la memoria, para entender de dónde venimos, para decidir el mejor lugar hacia dónde ir, porque aún nuestra sociedad no determina por consenso cuál es el país que quiere, y sigue dando tumbos como si el pasado de abusos y desgracias fuera lo que no quisiéramos superar. Las masacres contra los campesinos, obreros, líderes sociales-ambientales-políticos, estudiantes, se volvieron paisaje en Colombia a lo largo del siglo XX. El exterminio de la Unión Patriótica equivale a cinco veces más las victimas que cobró la matanza de las bananeras.
El documental “María Cano” nos revela que la violencia en nuestro país ha estado asociada a la codicia en el pago de los salarios a los trabajadores, al control político de las regiones y del poder central, al despojo de la tierra. Películas y documentales más recientes se suman para mostrar cómo en la segunda mitad del siglo, la violencia responde al dominio de las rutas del narcotráfico, a la consolidación de la minería legal e ilegal, a la explotación de la madera y la ganadería, al afán totalitario de impedir que surjan fuerzas políticas con propuestas democráticas y populares, otra vez a la tenencia de la tierra. Eso somos. Esa es la historia de Colombia. Tenemos que conocernos. El cine, entonces, es una poderosa herramienta para lograrlo. El cine nos ayuda a construir la memoria.


Mujer


El documental “Woman” dirigido por Anastasia Mikova y Yann Arthus-Bertrand, con la participación destacada en su producción por parte de Valentina López (Pereira) quien estuvo en las entrevistas a 2.000 mujeres en 50 países, es una catarata de abusos y violencias narradas por mujeres de diversas culturas y etnias. Para evitar sesgos en las interpretaciones no se dicen sus nombres ni nacionalidades. Como hombre sentí tensión y pena durante casi todo el documental, sólo hubo un par de instantes de alivio cuando se refirieron al momento de dar a luz un bebé y a los logros más significativos en sus vidas.

Con una excelente producción artística, banda sonora, primeros planos, respuestas en bloques de preguntas, Woman recoge en las voces de las mujeres, sus sufrimientos, luchas, vulnerabilidades, derrotas, la discriminación laboral-estética-racial. Hablan mujeres violadas, castigadas, segregadas, amputadas. Las mujeres como carne de cañón, como trofeos de guerra para los combatientes vencedores, como instrumentos de dominación, como sirvientas. Tanta denuncia cruda lo lleva a uno a preguntarse ¿por qué persiste la opresión y sometimiento de la mujer después de tantos siglos de humillación?

En este punto vale recordar que el machismo aún imperante es un problema de orden cultural, más que político, de carencia de leyes o de justicia penal. La cultura helénica de la cual somos hijos, llevó a atribuirle a Tales de Mileto lo que otros refieren de Sócrates. Según el libro “Vidas de los filósofos más ilustres”, de Diógenes Laercio, biógrafo del siglo II d.C., aquellos pensadores manifestaron: “por tres cosas doy gracias a la fortuna: la primera, por haber nacido hombre y no bestia; segunda, varón y no mujer; tercera, griego y no bárbaro”. Raíces de la sociedad antropocéntrica, androcéntrica y eurocentrista. Tales fueron las posturas en la cuna de la civilización occidental, cultura griega que no solo cautivó a Occidente, también en parte a Oriente. Las religiones, unas más que otras, discriminaron a la mujer. La religión católica ve en la mujer la provocadora del pecado, el demonio de carne que hace perder al hombre. La influencia de las culturas griega y religiosas suman siglos; ellas junto con la influencia de la modernidad (la acumulación originaria que arrancó con la conquista de América) originaron las multicrisis del mundo actual: el sometimiento a la mujer, la destrucción de la naturaleza, la supremacía blanca imperialista, la persistencia del colonialismo con sus racismos, el modelo de desarrollo económico basado en el uso intensivo de combustibles fósiles y su gran “conquista” en la biosfera: el cambio climático.

Las luchas valerosas de las mujeres por la equidad de género produjeron vertientes de feminismo que fortalecen sus objetivos y las llevan a considerar a los hombres no como enemigos sino como aliados en el desmonte del patriarcado. Bajo esta concepción, la lideresa Paola Rueda López, directora de LiderazgoMujer.com, repitió durante su charla inaugural del Festival: “Equidad de género no es encima ni debajo, sino al lado”. Es decir, no se trata de maltratar a nadie, sino de caminar juntos, de la mano en pos del reconocimiento igualitario. Confieso que durante el documental Woman me sentí culpable. Es que, como muchos hombres, soy hijo de una sociedad machista en la que crecí, la que nos ha llevado a cometer errores, afortunadamente que no merecen la sanción social ni la cárcel.


El animero / Son de la muerte


Es un cortometraje dirigido por Nadine Holguín (Liborina) basado en un mito que arraigó en los habitantes de Concepción. Un hombre de avanzada edad se proclama animero y pretende dar el último paseo a las ánimas del cementerio, para llevarlas a descansar. Dice a su hijo que lo espera en el cementerio para iniciar la procesión con los vecinos que quieran sumarse durante el recorrido. Le advierte que “sientas lo que sientas, no mires atrás” porque verás las ánimas. El hijo no hace caso, se queda detrás de los marchantes en las calles de piedras brillantes del pueblo de Concepción, mira atrás y en efecto ve las ánimas que lo zambullen en el remolino de una danza fantástica, una danza de terror, un son de la muerte.

Es una metáfora donde se juega quien está en proceso de convertirse en ánima. Todos vamos a ser ánimas, todos vamos a morir. Pareciera que el padre es quien está en proceso de convertirse en ánima, de ahí su invitación “te espero en el cementerio”. Pero, también puede ser su hijo como se sugiere al final cuando regresa el papá a la casa a gritar: “Te espero en el cementerio” y se difumina la imagen de las paredes. ¿Quién se va primero?

Este cortometraje nos evoca la diversidad de mitos que orbitan en el imaginario colectivo antioqueño los cuales han servido para hacer literatura como el caso de “En la diestra de Dios Padre” o “Simón el mago” de Tomás Carrasquilla. Nadine se atreve a fundir las artes escénicas, la danza y la música en el cine, aprovechando la veta mítica que existe en el territorio. Una sugestiva apuesta artística.


Con su música a otra parte


“Con su música a otra parte” es la primera película –largo metraje- realizada por una mujer en Colombia en 1984. Camila Loboguerrero hace una tragicomedia sobre el arribismo y los torcidos acostumbrados por sectores de las clases altas. Se concentra en la celebración de la navidad en una familia, gente de bien de Bogotá, que vive en una casa majestuosa la cual empieza a entrar en ruinas sin que sus ocupantes se enteren. La casa tipo colonial les susurra su decadencia, pero esta gente solo escucha y ve los sonidos y colores del dinero. La mamá vive allí con sus dos hijos, la esposa de uno de ellos y dos niñas. El hijo soltero se acuesta con la esposa de su hermano, quiere apropiarse de sus ahorros, no le paga deudas acumuladas al suegro de su hermano.

Es el típico pícaro que ve en todo el que llega a su casa una víctima a estafar, incluida una vecina, otra gente de bien que llega vestida de jinete jockey en soberbio caballo, precisamente la que tiene la hipoteca de la lujosa mansión por préstamos continuos que le ha hecho a la madre de la familia. Nadie lo sabe. Hasta que el suegro no aguanta más dilación en el pago de la deuda por parte del hijo pícaro y llega a recoger vajillas y enseres para cobrársela, pero la vecina le dice que nada puede sacar porque todo pertenece a ella gracias a la hipoteca. Aquí se arma otro florero de Llorente; el pícaro astuto que sabe no le es indiferente a la vecina, se le abalanza, la besa, y asunto resuelto. Toda la propiedad y sus dotes quedan nuevamente en familia. Ciudad hidalga la denominó el historiador argentino José Luis Romero. La película revela el personaje que siempre ha estado desde el surgimiento de la República, el pícaro codicioso, con apellido de gente de bien, supremamente hábil, horrorosamente gandul, arribista sin límite, premiado, y finalmente triunfador.

La película, según su directora, fue hecha para divertir y hacer reír mostrando una realidad. Le dije a Camila Loboguerrero que no me divertí, no me sacó ni una risa. Al contrario, todo el tiempo de su proyección me sentí fastidiado, chocado e indignado por comprobar una vez más cómo la gente de bien resuelve sus asuntos.


Póngale color

Es un cortometraje de Camila Loboguerrrero realizado en 1985. Recoge la preparación para celebrar el día de la madre en una familia de clase media baja. Padre e hijo quieren sorprender a la mamá con un regalo grande; no piensan en regalarle algo que le sirva directamente a ella, algo que le apetezca como mujer, como una blusa, un vestido, una cartera, un abrigo, etc. No se comunican para ponerse de acuerdo qué tipo de regalo le van a ofrecer. Finalmente, luego de gestiones financieras en las que padre e hijo caen en garras de un vendedor hábil, compran ambos por aparte sendas neveras. Llegan el día de madre cada uno con una nevera, muy ufanos de darle algo grande y “apropiado”.

Muestra el cortometraje un pedazo de lo que somos los colombianos. Todavía creemos que dar una nevera, una lavadora, una tostadora, una licuadora, una máquina de moler (?¡) es un regalo apropiado para la madre. Eso es un regalo para beneficio de toda la familia. Ahora, algunas escenas muestran los programas de televisión que usualmente consumen las familias: partidos de futbol y telenovelas importadas. Cada quien elige qué le echa a la cabeza, pero esos consumos reflejan el nivel cultural de nuestro país. Nos matamos por defender un trapo o camiseta deportiva, pero nos quedamos callados ante las expulsiones de campesinos de sus tierras, ante los falsos positivos de miles de jóvenes inermes, ante el asesinato de muchachos con hambre que reclaman apoyo en un estallido social.


Atacama –performance-.

El aire es una selva invisible, dice el poema “Atacama” de la poeta Marga López. Inspirada en este poema, su hija Melisa Palacio López, bailarina, artista visual y científica, nos regaló con música y simétrica danza una performance en el que su cuerpo dibujó la transparencia del aire; los vórtices, taladros y curvas del viento; la finura cristalina de la arena; las estatuas de las dunas; mientras en la pantalla se relevaban las imágenes de los yermos inhabitados, arenales enigmáticos, territorios sombríos, cuya extrema soledad emana asombro y belleza.

Y la voz potente de Marga, esa juglar, mujer sabia y ancestral, esa mujer que no anda sino que conversa con el espacio y congela el tiempo, reemplaza de pronto la música:

Del alto mar el aire llega enfriado
De hojas y fragatas
La salina le humedece de algas
Y amurado vuelve
Saliva pura la neblina
Entonces prende a cada flor
Un vado tan mínimo de sol y sal marina
Que la gota es milagro condensado
Dulce maná dejado entre la espina
Si la lejura no formara el frio
Ni la niebla acendrara luz y escama
Si el cactus no guardara su sombrío
Y la sed su aljibito de agua en rama
El ave no hallaría su desvío
Y el guanato no fuera el Atacama.




Marga López no habita la poesía, la poesía la habita a ella.

El Festival de Cine en Concepción fue también la fiesta sacra de la palabra. La sabiduría en otras mujeres como la poeta Ángela Penagos quien nos confesó cómo las palabras la eligieron a ella en un juego con su padre. 

De izquierda a derecha: Elena Mallarino, Angela Penagos, Paola Rueda, 
Víctor Morales y Margarita Peláez

En Margarita Peláez, académica laureada, quien tuvo el acierto de recordar en magnifico relato la valía de esa otra gran mujer, Piedad Córdoba, la que luchó por los derechos de las mujeres y los caídos en desgracia. En las mujeres de la resistencia que desde los territorios profundos tejen resiliencia, sanación, nidos de alivio colectivo, aprendizajes entre manualidades y artesanías. Las mujeres sobrevivientes de la Unión Patriótica afirman que su terquedad las hace más consistentes, indomables bosques de resiliencia. Con colchas, chumbes y tejidos, las indígenas Misak reconstruyen la memoria. A pesar de sus corazones reventados en mil fragmentos nuestras mujeres resistentes a la barbarie siguen luchando.

“La desaparición es una tortura para toda la vida”, dijo Luz Elena Ocampo, una de esas valientes mujeres en la resistencia.

Escuchamos a las mujeres. Sus voces que siguen retumbando. Su empoderamiento y sus firmes reclamos. Escuchémoslas en los conversatorios y talleres que también se realizaron:

“El cine es una herramienta invaluable para promover la equidad de género” (Paola Rueda López).

“Es más larga la carrera de cineasta para una mujer; llega ya vieja a la dirección” (Camila Loboguerrero).

“Los festivales son la mejor divulgación del cine colombiano” (Camila Loboguerrero).

“Para el cine colombiano es muy difícil obtener fotografías del pasado. No hay información visual, no hay historia fotográfica del movimiento obrero” (Camila Loboguerrero).

“Fabiola Lalinde pidió toda la vida el cadáver de su hijo” (Marga López).

“La ciudad, más que sus edificios o sus panorámicas, son sus gentes y sus microhistorias” (Jennifer Uribe).

“Las salas comerciales son las que menos contribuyen a difundir el cine colombiano” (Yira Plaza).

“Quiero venir a Concepción a realizar un documental Woman con las mujeres de aquí, y también un Men” (Valentina López).

“Mi tarea es desdibujar las fronteras invisibles entre las distintas disciplinas” (Nadine Holguín).

“El conocimiento no está dividido en cajas” (Melisa Palacio).

“Los seres humanos nos comportamos como paquetes de energía” (Melisa Palacio).

“Tuve la fortuna de nacer en una familia de actores e intelectuales. Entré derecho desde muy joven a realizarme como actriz” (Helena Mallarino).

“Seguimos buscando a los hijos desaparecidos” (Madres de la Candelaria).

“Abrazarnos con la sociedad ha servido para sanar” (Jacinta –promotora de salud mental en Oriente-).

“Trabajo con artistas para sanar. Exponemos en la Casa Museo. Hacemos arte-terapia. Memoria y liberación de cargas” (Ana de Angostura).

El Festival Internacional de Cine de Oriente no hubiera sido posible sin la dirección de un gestor cultural con el carisma y la capacidad de convocatoria de Víctor Morales. Logró reunir a tantas mujeres talentosas, se acompañó de un equipo de colaboradores muy profesional que sacó adelante una programación extensa en instituciones culturales, cafeterías, veredas y el parque principal José María Córdoba. Una de los apoyos fundamentales para Víctor fue La Madrina del Festival, Dora María Garcés Zuluaga; ya lo había apoyado en la realización de los festivales de cine en Guatapé. Fue la recepcionista de las invitadas, trabajó como hormiguita, pendiente de cada necesidad, ángel de la guarda.


El cine colombiano es un espejo donde vernos, donde indagarnos y descubrirnos. El cine colombiano es diverso como nuestras montañas, bosques, paramos, ríos, selvas, desiertos, manglares, lagunas. El cine colombiano es bello como nuestras mujeres campesinas, obreras, oficinistas, profesionales, artistas, actrices, lideresas, directoras de cine.

Envigado. 13 de Noviembre de 2024.

Faber Cuervo (El Cerrito, Valle del Cauca). Economista ambiental, investigador y ensayista colombiano, egresado de la Universidad de Antioquia. Ha publicado ensayos en el suplemento literario de El Colombiano, en las revistas “Lecturas de Economía”, “Estudios Políticos”, “Oikos” y “Debates”, de la Universidad de Antioquia, y en el periódico “La Piedra” de la ciudad de Envigado. Investigaciones: “Recreación histórica de Envigado alrededor de la quebrada La Ayurá” (1993 – 1994), “Justicia Distributiva y Liberalismo Político en John Rawls” (1997), “El desarrollo local desde la Economía de las Realizaciones Humanas – Los casos de Envigado, Caldas, Segovia y Betulia” (1998 – 1999), “Historia del periodismo envigadeño” (2000) y “La prehistoria de Fernando González” (2001). Ha publicado “¿Cómo nos ve el Reino Animal?” (cuentos, 2001), “La frágil tolerancia de Occidente” (ensayos, 2003), “El Sol nació de la Luna” (ensayos, 2003), “Locos por las Amazonas” (novela, 2005) y “Cometas y peñascos” (poemas, 2007). Vive en envigado desde 1973. Además es pintor.


noviembre 16, 2024

Mi Amado Hombre


A ti también te libero del cuento donde siempre
tienes que ser el príncipe, el valiente o el rescatador,
y por supuesto, el príncipe encantador.
Te libero del cuento donde buscas, rescatas,
y amas solo a una princesa..
¡Qué tal que a quien amas es a la bruja,
al dragón, a la campesina, a la que se rescata sola,
a la que no vive en el castillo, a la que no es la más bella
más que para tus ojos!

Te libero del cuento donde tienes que ser de un color: el azul.
Qué absurda manera de encasillarte habiendo un mundo
de colores, sabores y oportunidades para ti.
Vístete del color que quieras rojo, amarillo, negro, arcoíris
¡El que tú quieras!

Te libero del cuento donde siempre eres fuerte, el más valiente,
el más guapo y el que por supuesto ya posee un castillo.
El que tiene tesoros y riquezas, o por lo menos alguna herencia.
¡A ti también te han dañado y te han impuesto estereotipos
de valentía, posesión y fortaleza!

Te libero del cuento donde jamás se te permite llorar,
donde la confusión, el caos y la derrota no existe,
donde te has dado cuenta que tu papá no es un Rey.
¿Qué tal si no quieres ser el héroe?
Quizá se te antoja ser el villano, el que no puede,
el que renuncia a todo, el que es salvado,
y el que no quiere tener princesa o un cuento de:
“Se casaron y fueron felices por siempre.”

Te libero del cuento donde siempre hay mil batallas,
monstruos, dragones, oscuridad, y con ello la consigna
de que para todo se tiene que luchar,
que todo es guerra y competencia.
¡Que cansado debe ser tener que ser caballero en guerra
por la eternidad!

Te libero del cuento, del hechizo, y del amor mágico
e impuesto, para que mejor construyas tu mundo
a tu manera, como tú elijas, y desde tu propia identidad.
Te libero del cuento y te cuento:
Nosotras ya aprendimos a rescatarnos solas.
No todas somos princesas frágiles, ya no estamos dormidas
ni atrapadas en nuestro cuento.
Amamos al hombre que ríe, juega, es inteligente,
sarcástico, sensible, a veces miedoso y llorón.
Nosotras ya salimos del cuento y te esperamos en este lado,
en la vida real donde tu puedes ser TÚ, y yo puedo ser YO…
sin tanto cuento.
Compartimos con cariño y respeto
vía La magia en tu entorno

Tomado de: Mi amado hombre