Participación en nombre de las Mujeres de Medellín, en la Audiencia Pública Ciudadana, ¨Robledo escucha a la gente¨.
Medellín, abril 28 de 2017
Por: Margarita María Peláez Mejía
Socióloga, Magister en Salud Pública y PHD en Ciencias
Vivimos un tiempo en el que las sociedades son políticamente democráticas pero socialmente fascistas, debido a las desigualdades y a que el Estado es cada vez más dominado y cooptado por los grupos económicos poderosos y las empresas criminales. Es un tiempo en el que el neoliberalismo y su economía inhumana amenaza con destruirnos y destruir la naturaleza, nuestra única casa, nuestro pequeño y hermoso planeta azul. Es un tiempo en que, especialmente para las mujeres, VIVIR, no es fácil.
Las mujeres hemos conseguido, a través de siglos de luchas, "el derecho a tener derechos". El acceso a la educación, por ejemplo, ha sido uno de los logros más significativos. Hoy tenemos paridad en las matrículas en la educación superior. Pero el camino no ha sido fácil; las mujeres y sus organizaciones están permanentemente amenazadas por quienes ven en la conquista de la autonomía y reconocimiento de sus derechos, un atentado a las costumbres patriarcales. La ONU, ha estado alertando sobre el retroceso de los derechos humanos en muchas regiones, impulsado especialmente por sectores religiosos. Expertas de la CEDAW afirman: "estamos viendo signos regresivos, a menudo en nombre de la cultura, la religión y las tradiciones que amenazan el duro proceso alcanzado en 100 años".
Se siguen haciendo intentos para volver a encasillar a las mujeres en el ámbito doméstico. La discriminación en contra de ellas persiste. El país no trata por igual a sus mujeres que a sus hombres, y la violencia se ensaña contra ellas, tanto en el ámbito público como en el privado, agudizándose esta situación en el marco del conflicto armado.
Innumerables formas de violencias se ejercen contra las mujeres de todas las edades, en nombre del honor, la belleza, la pureza, la religión y la tradición. La trata de personas, la prostitución, la esclavitud de la moda y las estéticas del cuerpo, el desplazamiento forzado, las violaciones sexuales, los feminicidios, cobran en los cuerpos y vidas de las mujeres una equivocada construcción de la masculinidad y la feminidad, y las convierten en objetos de consumo, de apropiación privada, en trofeos de guerra o víctimas de un equivocado “amor”, que golpea y mata.
Tenemos brechas de género heredadas y mantenidas por el sistema patriarcal, en lo político, lo económico y lo cultural. Así por ejemplo, hay un déficit en la participación política de las mujeres. En la Asamblea Departamental de Antioquia tenemos sólo 2 mujeres diputadas y 26 hombres diputados. En el Concejo de Medellín, son 5 mujeres concejalas y 22 hombres. En el departamento de Antioquía, con 125 municipios, la situación es preocupante: sólo tenemos 16 alcaldesas. Con tan poca participación de las mujeres en los cargos donde se toman las decisiones que afectarán nuestras vidas, ¿cómo podemos incidir en las políticas públicas y en la transformación de las desigualdades que vivimos? Es necesario propiciar la participación activa de las mujeres en los cargos de decisión y en los partidos políticos para lograr igualdad efectiva.
Según datos del Banco Mundial, somos más de la mitad de la población del mundo y tenemos el 1 % de las riquezas; en el trabajo existe una brecha salarial entre hombres y mujeres del 20 % y somos víctimas de una u otra manera de las Violencias Basadas en Género. Se requiere un cambio en la legislación laboral para que se dé trato igualitario salarial a hombres y mujeres: a trabajo igual, salario igual.
En Colombia, en lo que va del año (100 días del 2017), son más de 49.712 casos reportados por violencia intrafamiliar y 15.000 de violencia sexual. Hasta el 11 de abril, Medicina Legal reporta 204 feminicidios.
Según El Colombiano, en el país se presentan 23 casos diarios de abuso sexual contra menores; y en los últimos tres años, 30.503 niñas fueron víctimas de abuso sexual. En Medellín, según la concejala Daniela Maturana, en 2016 se denunciaron 323 casos de delitos asociados a la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes, de los cuales 10 fueron judicializados.
Con el panorama anteriormente presentado, las mujeres, en nuestras agendas públicas, planteamos al gobierno que declare ya la situación de las mujeres como una “crisis humanitaria” para que se vigile y haga seguimiento a las denuncias sobre violencias en contra de ellas, y sobre todo, para que haya control efectivo y judicialización de los agresores. Es urgente y prioritario que el objetivo del gobierno sea la erradicación de todas las formas de violencias hacia las mujeres y las niñas. Comprometerse con la garantía del derecho a la vida de las mujeres evitando los feminicidios, impidiendo el tráfico de mujeres y niñas, y la esclavitud sexual. En el caso de Medellín, por ejemplo, evitar el “turismo sexual” y la despiadada explotación sexual de niñas, niños y adolescentes.
Como mujeres feministas, proponemos horizontes nuevos a quienes se sientan llamados a la vocación de servicio y liderazgo político; metas que tienen que ver con el desmantelamiento de los dispositivos que producen desigualdades de clase o discriminaciones por etnia, género, identidad u orientación sexual. Es necesario que todos y todas apostemos por una plataforma política creativa, para proyectar y construir un futuro con igualdad, equidad, inclusión. Hay que reinventar la democracia, basada en la participación de toda la población y no en los intereses del capital financiero. Hemos conquistado el arte de matar, ahora nos toca conquistar el arte de vivir.
La OIT (Organización Internacional del Trabajo) calcula que faltan unos 70 años para lograr una sociedad paritaria y libre de estereotipos sexuales; pero nosotras decimos que es el momento de acelerar este cambio.
Este es hoy el llamado de valientes mujeres y hombres a la dirigencia del país. Ya no luchamos sólo por sueños; queremos que se hagan realidad la legislación y las políticas públicas de igualdad de género que se han logrado a través de tanta lucha y empeño.
Las mujeres no vamos a quedarnos en SILENCIO. Exigimos el cumplimiento del derecho a la vida y a un trato sin violencia. Las mujeres y niñas del país tenemos derecho a todos los derechos.
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