Por Margarita Peláez Mejía.
Tener el poder de la muerte es permitir que ésta te toque y que las emociones no te saquen de tu centro, entender y enfrentar el temor, la pérdida, el dolor, como parte de la vida y comprender el círculo entre vida-muerte, permitiendo y fluyendo, abriéndose al camino con corazón, al vivir concientemente, reforzando la conexión y acceso a la trascendencia.
En alguna oportunidad escuché que entender o aceptar la muerte, equivale a saltar del por qué al para qué... Contigo hijo aprendí que la verdadera maestría en la vida esta en asumir los problemas, y entender que son nuestros aliados en el camino del conocimiento, superando la condición de víctima, el ego y la importancia personal. Sin ego, la muerte se queda vacía y se inicia el proceso de salida de la Matrix que consiste en empoderarse y reconocer al ser de luz que somos, para acceder a la verdadera vida. En reiteradas oportunidades me insistías que había que trascender la razón, el temor, el miedo y la importancia personal. Me señalaste el camino de no juzgar nada como bueno o malo, vivir las cosas como algo perfecto, "el perfecto presente ", porque el juicio conduce a dudar y botar toda la energía vital.
NO JUZGAR, SINO JUGAR
El juzgar viene del miedo, jugar viene del hacer con amor y decisión. Cuando nos conectamos con lo divino se pone en equilibrio el ego, entre masculino y el femenino, ahí se acaba el sufrimiento y la angustia. Gracias hijo, compañero de vida, maestro del camino.
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