junio 12, 2023

Aniversario de la Revista La Manzana de la Discordia, U Del Valle. Cali, 9 de Mayo de 2017

Por: Margarita María Peláez


Feliz tarde para todas y todos, especialmente para las gestoras de la Revista La Manzana de la Discordia, profesoras del Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad, en especial a mi querida maestra y amiga Gabriela Castellanos, quien nos motivó, acompañó y fue referente para el nacimiento de la publicación del CIEG, de la Universidad de Antioquia, "Entre los límites y las rupturas". Doce años cumple La Manzana de la Discordia, "este esfuerzo editorial académico al servicio del sueño de la equidad entre hombres y mujeres, de la difusión de la producción de investigadoras e investigadores sobre género, sexualidad y diversidades y del rescate de la obra literaria feminista". Es un honor participar en esta fiesta y reconocimiento al trabajo de un grupo de soñadoras (Adalgiza Charria, Norma Lucia Bermúdez, Susana Matallana, Gloria Velasco, Luz Gabriela Arango) y otras muchas académicas- activistas reconocidas por su compromiso y trayectoria intelectual, que han compartido sus saberes y se han constituido en referente de varias generaciones de académicas-activistas en todo el país. Con sus reflexiones han aportando nuevas miradas, enfoques y metodologías para interpretar y transformar la realidad en un tiempo de cuerpos racializados, sexualizados, de exilios forzados, tiempos de silencios, de desmemoria y posverdades... 

Deseo larga vida a La Manzana de la Discordia en un contexto de construcción de paz y grandes cambios sociales, económicos, culturales y políticos del país. Mis reconocimientos y agradecimientos por ser ustedes referente y modelo a seguir, por mantener viva la pregunta, por no dejar morir la energía transgresora y solidaria. Deseo continuar con una reflexión de nuestra maestra y amiga Marcela Lagarde y de los Ríos.

La Grandeza del Feminismo
"Somos las feministas del tercer milenio, herederas de todos los feminismos que se han dado en el mundo(...) dejemos de tomar partido a la manera masculina y patriarcal; debemos ser amplias, generosas, y aprovechadas, debemos aprovechar la sabiduría de todos los feminismos(...) El feminismo, los feminismos, lo que vamos haciendo, han sido la más grande creación cultural, política, filosófica de las mujeres como género en la historia humana. El feminismo ha enriquecido el mundo en el que vivimos y nosotras, por ser feministas, hemos dado un sentido peculiar a nuestras vidas para mejorarlas, hemos hecho un gran viaje interior y exterior, hemos recorrido muchos caminos, hemos enfrentado avatares de la vida con lucidez, creatividad y, desde luego, con una gran capacidad de encuentro. Hemos aprendido a vivir -Y ese es un aprendizaje feminista- a favor de nosotras mismas y a favor de la vida"
Marcela Lagarde y de Los Rios.


Los estudios de género en la Universidad de Antioquia, la formación del CIEG y los cuadernos "Entre los Límites y las rupturas".
La década de los años 70 irrumpió en la universidad con la presencia masiva de mujeres y con un grupo muy heterogéneo de ellas que reivindicaba su condición de género. Muchas venían de la militancia de izquierda y de un proceso de desencanto y crítica al ejercicio del poder machista y excluyente que también se vivía en estas organizaciones. Es la época en que se inicia de manera masiva la reivindicación de las mujeres como sujetos plenos de derechos, necesitados de políticas públicas que atendieran sus necesidades diversas. También es la época en que comienza una incursión masiva de las mujeres al mercado laboral y se visibilizan con mayor fuerza las Inequidades salariales, educativas, de acceso a la tierra y al crédito. Las mujeres cabeza de hogar se empiezan a configurar con un sector social importante en el país.

La repercusiones de "mayo del 68" (1968) en Francia y el movimiento feminista, con sus propuestas y desarrollos teóricos, permitieron que se conformaron grupos de docentes y estudiantes en la facultad de ciencias sociales para profundizar y divulgar estas teorías. Por primera vez en la universidad de Antioquia, se crearon cátedras sobre sociología y antropología de la salud, salud pública y salud ocupacional, salud de la mujer, Políticas Públicas con perspectiva de género, sociología del cuerpo, con las cuales se hicieron visibles las situaciones de inequidad y subordinación de las mujeres. Estas cátedras apuntaban a descubrir y cuestionar el biologicismo en la interpretación de los proceso salud-enfermedad, la relación médico-paciente y la medicalizacion de procesos biológicos de las mujeres como la menstruación, el parto y la menopausia. Todo este proyecto derivó en la Maestría de Salud Colectiva, con muy variados enfoque y apuestas a la maestría en Salud Pública, de la misma universidad.

En los años 90 se organizó el denominado grupo interdisciplinario de estudios en género, conformado por profesoras y estudiantes de la universidad, para la discusión de temas de interés, como: la pertinencia de considerar a las mujeres como objeto de estudio, otro tema muy debatido era el contenido y uso del concepto de género y el de la articulación entre sexo/género, etnicidad o raza, clase social y las identidades. Estos temas marcaron los debates y controversias y nutrieron y motivaron la investigación, la realización de cine foros, la participación en conferencias, actividades de extensión y nos llevó a nuclearnos en el "seminario permanente", en donde se presentaban el producto de las investigaciones, ponencias y articulación con el movimiento social de mujeres. Estos procesos académicos dieron origen a las revistas "Brujas" y "salud de las mujeres" en una primera etapa. Posteriormente, surgen los cuadernos "Entre los límites y las rupturas", del Centro Interdisciplinario de Estudios en Género.

Nos preparamos para el relevo generacional, pero la universidad entró en la lógica del mercado, con una política editorial y de investigación ligada a la mercantilización del conocimiento. Las mafias de las pseudociencias concentraron la financiación y las redes de publicaciones que dan puntos y permiten posicionar a los grupos jerárquicamente. Los estudios de las mujeres y el género no existen como área académica, se hace investigación, docencia y extensión, con un trato desigual, se exige más a las integrantes del CIEG que a otros grupos en los requisitos, medición y clasificación ante Colciencias. Los proyectos no son financiables, no están en las prioridades de las agendas universitarias, sus contenidos "no aportan capital", según se argumenta. Se privilegian las ciencias exactas, la bio-ingeniería, la informática. Se mantienen bajo amenaza de cierre las licenciaturas en literatura, los pregrados de filosofía, antropología, sociología e historia en todo el país y desaparecen algunas materias de sociales en la secundaria.

Se hace evidente que en la universidad se tiene y valoran diferencialmente dos tipos de conocimientos; el que trae patentes y mercados y el conocimiento reflexivo, crítico que promueve alternativas y resistencias. Las docentes y estudiantes del CIEG (que hoy prácticamente no existe), las encontramos en el Centro de Estudios Regionales, en la maestría de Salud Colectiva, en Diverser de la facultad de educación, un gran número de nuestras profesionales organizan diplomados, seminarios, especializaciones sobre el tema en la ciudad, hacen parte de las ONG y están vinculadas como profesionales a las diversas secretarías y oficinas de equidad de género en toda el área metropolitana. lideran movimientos barriales y de ciudad, participan de la Red Nacional de Mujeres, la Ruta Pacífica, la Mesa de Trabajo Mujeres de Medellín, entre otras.

Podría concluir diciendo, que por la historia, pasamos de la subversión a la lucha por la inclusión, en contexto de la constitución del 91, que marcó grandes cambios en el movimiento feminista, al aumentar las demandas por inclusión de las mujeres en las políticas institucionales y agendas Públicas. ¿Cuál era el paso siguiente? hacer realidad las agendas construidas, fuimos también las pioneras en la creación de la Consejería Presidencial para las Mujeres y las Secretarías y Oficinas con Equidad de Género a nivel municipal y departamental. Por coyuntura histórica me correspondió ser la primera Secretaria departamental de las Mujeres de Antioquia y la primera en el país, en el año 1992; este espacio fue la respuesta a las demandas de las mujeres en la constitución del 91.

Administrar, cabildear hacer incidencia política en el Estado, es algo que no nos enseñan en la academia. Las ciencias sociales, están muy lejos que hablarles a sus estudiantes sobre cómo la administración y gestión son centrales y fundamentales para la vida académica y el mantenimiento de nuestras propuestas, proyectos políticos y de vida. Hay que romper este "techo de cristal", si se puede llamar así, dejar de ser ascetas y voluntarias, regalando nuestro trabajo, realizando maestrías de dos o más años, doctorados de cuatro o más años, trabajando cientos de horas de cátedra mal pagas, para encontrar que no hay trabajo para ti, que tu saber es marginal, mal pago y de casi ningún reconocimiento. Tenemos una gran paradoja, hoy se reconocen los aportes de los estudios en género, la transversalidad se exije en la institucionalidad y en todas las políticas públicas y solo se valida esta área en la academia, por la vía de la extensión y la rentabilidad en la contratación con el Estado.

Termino con esta reflexión de la profesora Marta Cecilia Vélez, fundadora de la revista "Brujas": "El movimiento feminista irrumpió en la universidad con la fuerza del cuerpo y con la intensidad de las pasiones: las mujeres y lo femenino profundo, reprimido y devaluado de nuestra cultura, invadimos los espacios hasta hacer descender el discurso y los saberes desde sus búsquedas aéreas y solares, racionales y luminosas, hacia las profundidades telúricas y carnales. Lo que sólo era ascencional se hizo también descendente, tanto en la búsqueda teórica y racional como en el conocimiento y transformación interior; y lo que, en términos del poder, era un movimiento de arriba abajo, se hizo horizontal, al denunciar que dentro de toda clase social, fuese la que fuese, un opresor se mantenía: el varón que siempre se consideraba superior y el amo de la mujer".

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